Jovencita de 19 Años que despertó mi Deseo
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La imagen perfecta de la juventud y la sensualidad
Hay encuentros que se sienten como un regalo inesperado. Ale, con apenas 19 añitos, era la imagen perfecta de la juventud y la sensualidad. Delgadita, con curvas suaves, cabello negro que caía como un velo sedoso y unos labios tentadores que parecían hechos para el placer.
Su piel, tersa y suave, invitaba a ser acariciada. Tenía un culito respingado, pequeño y firme, que se adivinaba bajo su ropa ajustada. Desde que la vi, ya imaginaba en qué posiciones la colocaría para recorrer con mis manos sus caderas delicadas y sentir la estrechez de su cuerpo.
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El primer contacto: tímida pero dispuesta
—Hola, ¿qué tal? —me dijo, con una voz dulce que contrastaba con la intensidad que intuía en ella.
—Todo bien… —respondí, acercándome hasta sentir su perfume embriagador.
No pude resistirme y la abracé por la cintura, mis manos encontrando ese culito firme que me llamaba desde el primer instante. Ella reaccionó al instante, llevándose una mano directa a mi erección, comprobando lo que ya había notado en mi mirada: que estaba excitado desde el momento en que apareció.
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El arte de una boca joven y curiosa
Sin demora, Ale se arrodilló, quedando con mi miembro frente a sus labios. Sus ojos brillaban con una mezcla de timidez y deseo. Lo tomó con suavidad y comenzó a chuparlo con ganas, intentando metérselo entero en la boca. No siempre podía, pero lo intentaba con una dedicación que me hacía estremecer.
Sentir su aliento cálido y húmedo era un deleite. Lo sacaba para tomar aire, y enseguida lo volvía a besar, jugando con la lengua y envolviéndolo en una caricia húmeda.
Decidí guiarla, pasándoselo lentamente por su rostro, marcando un recorrido sensual que ella seguía con obediencia. Al llegar a la punta, se lo metía nuevamente en la boca, y yo, sujetándola suavemente del cabello, la hacía repetir el juego una y otra vez.
Su actitud era la de una jovencita empeñosa por aprender, entregada a complacer y absorber cada indicación. Y en cada repetición, sentía cómo mejoraba, cómo su boca se adaptaba y su lengua se volvía más atrevida.
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Una experiencia que VerdugoVIP atesora
Este encuentro no fue solo físico. Fue la conexión de la juventud ardiente con la guía de la experiencia. Ale, con sus 19 años, me regaló una sesión cargada de erotismo puro, de entrega sin reservas y de momentos que se grabaron en mi memoria como una de las experiencias más intensas que he tenido.
En VerdugoVIP.com, cada historia es única. Pero la de esta escort joven y sensual quedará como una fantasía hecha realidad, un recuerdo que mezcla la frescura de la juventud con la pasión desbordada del deseo adulto.
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